Expte. Nº 5.590/15.
VISTO:
Ley N° 2756, Arts. 16° y 39° Inc. 14, y
CONSIDERANDO:
Que existen en nuestra Ciudad pasajes y calles que no poseen nombre y habitualmente se los llama informalmente Pasaje Público o Calle Pública.
Que específicamente dicha falta de denominación se da en la Sección Catastral N°13 encontrándose varios caminos en esta situación en un radio cercano.
Que la Ley 2756, Art. 39° Inc. 14 faculta al Concejo Deliberante a legislar en la materia.
Que son continuos los inconvenientes que se suceden a partir de que las calles no poseen las denominaciones correspondientes, como ser la distribución incorrecta de correspondencia general y boletas de impuestos y servicios, lo que genera muchas veces el pago de los mismos con recargos por atrasos involuntarios en los vencimientos; la dificultad que se presenta a la hora de solicitar una ambulancia en caso de una urgencia así como también a la hora de necesitar un servicio de remis o taxi para identificar el lugar de recepción.
Que es un deber de los pueblos honrar la memoria de sus mujeres, hombres ilustres, y símbolos patrios, como:
La flor de ceibo, también denominada ceibo o bucaré, que fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo de la Nación Nº 138474/42 (23 de diciembre de 1942). Es un árbol originario de América, especialmente de Argentina (zona del litoral), Uruguay (donde también es flor nacional), Brasil y Paraguay. Crece en las riberas del Paraná y del Río de la Plata, pero también se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas.
Entre otros considerandos, el Decreto 138474 (del 23 de diciembre de 1942) resalta como motivos de la elección:
Que la flor del ceibo, cuya difusión abarca extensas zonas del país, ha sido evocada en leyendas aborígenes y cantada por poetas, sirviendo también de motivo para trozos musicales que han enriquecido nuestro folklore, con expresiones artísticas de hondo arraigo popular y típicamente autóctonas.
Que el color del ceibo figura entre los que ostenta nuestro escudo, expresión de argentinidad y emblema de nuestra patria.
Que además de poseer el árbol del ceibo, por su madera, aplicaciones industriales, su extraordinaria resistencia al medio y su fácil multiplicación han contribuido a la formación geológica del delta mesopotámico, orgullo del país y admiración del mundo.
Que diversas instituciones oficiales, civiles y militares, han establecido la plantación del ceibo al pie del mástil que sustenta nuestra bandera, asignándole así un carácter simbólico y tradicionalista.
Que por otra parte no existe en la República una flor que encierre características botánicas, fitogeográficas, artísticas o históricas que hayan merecido la unanimidad de las opiniones para asignarle jerarquía de flor nacional, por lo que las predilecciones, como se ha puesto de manifiesto en las encuestas y concursos llevados a cabo.
Juana Azurduy nació en Toroca, poblado ubicado en la Intendencia de Potosí del Virreinato del Río de la Plata -hoy municipio de Ravelo, departamento de Potosí, actual Bolivia-, el 12 de julio de 1780. Sus padres fueron don Matías Azurduy, un rico blanco dueño de muchas propiedades y doña Eulalia Bermúdez, una chola de Chuquisaca.
Fue bautizada en La Plata por lo que se suponía que nació en esa ciudad. Creció en Chuquisaca y a partir de los doce años de edad se educó en el prestigioso Convento de Santa Teresa de Chuquisaca para posteriormente ser una monja y hablaba tanto el español como el quechua. Debido a su comportamiento rebelde fue expulsada del convento cuando tenía 17 años.
Juana contrajo matrimonio con Manuel Ascencio Padilla en 1805. Azurduy y su esposo se sumaron a la Revolución de Chuquisaca que el 25 de mayo de 1809 destituyó al presidente de la Real Audiencia de Charcas, Ramón García de León y Pizarro, levantamiento que culminó a principios de 1810 cuando los revolucionarios fueron vencidos por las tropas realistas que el virrey del Virreinato del Río de la Plata, Baltasar Hidalgo de Cisneros, envió al mando del brigadier Vicente Nieto, condenando a sus cabecillas a prisión y al destierro.
Producida la Revolución de Mayo en la ciudad de Buenos Aires, la capital virreinal, los esposos Padilla se ligaron, a partir de 1811, al Ejército Auxiliar del Norte enviado desde Buenos Aires, para combatir a los realistas del Alto Perú y recibieron a los jefes revolucionarios Juan José Castelli, Antonio González Balcarce y Eustoquio Díaz Vélez en las haciendas de Yaipiri y Yurubamba.
Tras la derrota de las fuerzas patriotas en la batalla de Huaqui el 20 de junio de 1811, el ejército del virrey del Perú, al mando de José Manuel de Goyeneche, recuperó el control del Alto Perú. Las propiedades de los Padilla, junto con las cosechas y sus ganados, fueron confiscadas; asimismo, Juana Azurduy y sus cuatro hijos fueron apresados, aunque Padilla logró rescatarlos, refugiándose en las alturas de Tarabuco.
En 1812 Padilla y Juana Azurduy se pusieron a las órdenes del general Manuel Belgrano, nuevo jefe del Ejército Auxiliar del Norte, llegando a reclutar 10 000 milicianos. Producido el Éxodo Jujeño, prestaron colaboración con la retaguardia comandada por el mayor general Díaz Vélez. La popular entrada de Díaz Vélez en Potosí, el 17 de mayo de 1813, permitió que Juana Azurduy y su familia pudiera reencontrase con Padilla.
Durante la batalla de Vilcapugio Padilla y sus milicianos debieron transportar la artillería, sin participar en la batalla, que resultó en una derrota para los revolucionarios.
Azurduy organizó luego el “Batallón Leales” que participó en la batalla de Ayohuma el 9 de noviembre de 1813, nueva derrota que significó el retiro temporal de los ejércitos rioplatenses del Alto Perú. A partir de ese momento Padilla y sus milicianos se dedicaron a realizar acciones de guerrillas contra los realistas.
Azurduy atacó el cerro de Potosí, tomándolo el 8 de marzo de 1816. Debido a su actuación, tras el triunfo logrado en el combate del Villar, recibió el rango de teniente coronel por un decreto firmado por Juan Martín de Pueyrredón, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 13 de agosto de 1816. Tras ello, el general Belgrano le hizo entrega simbólica de su sable.7
El 14 de noviembre de 1816 fue herida en la batalla de La Laguna, su marido acudió a rescatarla y en este acto fue herido de muerte. El cambio de planes militares, de abandonar la ruta alto peruana para combatir a los realistas afincados en el Perú por vía chilena, disminuyó el apoyo logístico a sus fuerzas por lo que se vio obligada a replegarse hacia el sur, uniéndose finalmente a Martín Miguel de Güemes. A la muerte de Güemes en 1821 se vio reducida a la pobreza.
Murió indigente el día 25 de mayo de 1862 cuando estaba por cumplir ochenta y dos años y fue enterrada en una fosa común. Sus restos fueron exhumados cien años después y fueron depositados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre.
Por todo ello, el Concejo Deliberante en uso de sus atribuciones sanciona la siguiente:
ORDENANZA Nº 2.316/2015.
ART. 1°) Designase con el nombre de “Flor de Ceibo” al pasaje que nace en Pasaje Cerrito hasta Carcarañá, paralelo hacia el sur a calle Alta Gracia a la altura del 800 y 900 de la Sección Catastral Nº 13.
ART. 2°) Designase con el nombre “Juana Azurduy” a la calle que nace en Pasaje Cerrito hasta Carcarañá, paralela hacia el norte a calle Monte Hermoso a la altura del 800 y 900 de la Sección Catastral Nº 13.
ART. 3°) El Departamento Ejecutivo Municipal arbitrara las acciones necesaria s para la imposición y difusión de los nuevos nombres a través de los medios de comunicación que considere.
ART.4º) Comuníquese, Publíquese, y Regístrese.
Dado en Sala de Sesiones del Concejo Deliberante, 24 de septiembre de 2015